-¿Ya se te pasó el coraje hermano?- preguntó Gustav al verme salir de la habitación.
-Sí- respondí- ahora me siento un poco desganado.
-Es normal- me animó con un par de palmadas en la espalda- sé cómo te sientes, me ha pasado unas… dos mil veces al día.
-Ahora entiendo por qué eres tan callado.
-Sí, pero puedes liar con ello y mucho más, sólo saca tu coraje con el micrófono y verás.
Sonreí y me dirigí con él hacia el pequeño restaurante del hotel, ahí estaban todos incluyendo la chica del bar. “¡Perfecto! ¿Ahora qué?” pensé cuando vi que todos se paraban de la mesa y se iban sin decirme nada. Dejando sola a aquella chica.
-Es algo que planeó David- susurró Gustav detrás de mí- tú sólo sigue la corriente.
Gustav se marchó con los demás, tan sólo me tenía que aguantar y que las cosas fluyeran por si solas. Tan solo esperaba que fuese una broma por venganza mi comportamiento.
-Hola- mencioné con timidez mientras me sentaba- ¿Qué tal?
-Hola- respondió desganada- sólo quería platicar sobre algo que te escuché decir en el bar.
Lo sabía, había acertado en algo: dije algo del cual no me acuerdo. Que torpe soy… ¿Le habría dicho algo a David? No lo dudo, pues Gustav dijo que era algo que había planeado él, por eso ella quería platicar conmigo.
-¿Enserio? Y… ¿Qué dije? Según tú.-comencé a jugar con mis uñas.
-Algo sobre una chica pelirroja, la ves siempre en tus sueños… ¿No es así?- tomó mis manos con las suyas acariciándolas tiernamente.
-Sí- respondí tristemente
-Te diré algo- continuó- La vida es un sueño, y los sueños… sueños son. Y así será siempre. Trata de olvidar éste asunto que tantos problemas te trae ¿Sí?
-Oye- interrumpí quitando mis manos rápidamente- Te agradezco todo esto pero… Ni siquiera sé tu nombre, y tampoco sé qué tipo de negocios hiciste con David. Pero creo que ya estoy muy grande como para tomar mis propias decisiones.
-Pero no siempre serán las correctas. David sólo me aconsejó que hacer puesto que yo como tu amiga y como tu fan quiero ayudarte.
-Admite que tienes un plan con David para hacerme olvidar todo.
-No hay tal plan.
-Dilo ya- respondí en tono más alterado.
-Por favor entiéndelo Bill. No hay ningún plan.
-Entonces déjame en paz por favor. Si mi decisión es buscar a esa chica, lo haré hasta encontrarla. ¿Entendiste?
-Pero…
-Nada. Déjame solo.
Nunca antes me había alterado de esa manera, mucho menos con una chica. Ella se quedó mirando perpleja detrás de mí con lágrimas corriendo por sus mejillas. Me giré lentamente y ahí estaban todos con gorros de colores, globos y serpentinas, un bufón y un gran pastel que decía “Feliz Cumpleaños Catrina” rápidamente recordé de nuevo lo que me había dicho Gustav: “Es algo que planeó David, tú sólo sigue la corriente” Lo acababa de entender demasiado tarde…
-Bill, es la última vez que te preguntaré esto- mencionó David muy molesto mientras me metía a mi habitación- ¿Qué demonios te está pasando?- cerró la puerta.
-No capté lo que Gustav me había dicho- respondí un poco alterado- en serio.
-Lo que pasa es que estás tan metido en tu sueño que te apuesto, a que ni tú sabes si esa chica en realidad existe y es solo un resultado más de tu imaginación.
-Debe de existir- respondí
-¿Cómo lo sabes?
-Porque Gordon la conocía- me excusé
-Pero fue solo un sueño Bill, una pesadilla. Trata de olvidarlo, por ello, le causaste un gran dolor a una de tus más grandes fans.
Odiaba decirlo pero, él tenía toda la razón. Comenzaba a aferrarme a algo que yo dudaba su real existencia. Suspiré.
-Más vale que le pidas una disculpa.
Salió y azoto la puerta haciendo caer un cuadro de Gordon con mi madre. Miraba aquella fotografía desde mi cama. Aquella pesadilla no me dejaba pensar en algo más. Me sentía tan fatal que al recordar el rostro de Catrina me hacía sentir peor. Me levanté y tomé mi chaqueta, salí casi corriendo hacia el bar donde ella trabajaba. Por desgracia no estaba, pero me dieron la dirección donde ella vivía. Me apresuré a llegar allá aprovechando el camino para poder comprarle algo.
-¿Qué quieres?- mencionó ella con la puerta entre abierta.
-Vine a disculparme- respondí con una rosa Azul en manos.- enserio, discúlpame.
Ella, al ver que hablaba muy enserio, abrió por completo haciéndome pasar. Me senté en un sofá mientras que su abuela iba por un par de tazas de té.
-Bien- mencionó Catrina sentándose frente a mí. Le di la rosa.- Gracias.
-¿Me vas a disculpar?- pregunté con una gran timidez pues nunca antes le había pedido disculpas tan sinceras a una chica.
-Yo ya te había perdonado. No es necesario decirlo.
-¿Cómo?, No te entiendo.
-Eres una persona muy especial. Como no perdonarte sin que lo pidas.
-Eres una chica muy… Linda.- respondí con una gran sonrisa.- Gracias. Por cierto. Te tengo un gran regalo de cumpleaños.
-¿Enserio?... ¿Qué es?
-Bueno, tú… eres una chica 100% mexicana, pero eso no te impide hablar perfectamente el Inglés porque si no… ni como comunicarnos ahorita tú y yo… y pues… ammm… ¿Cómo decírtelo?
-Sólo dilo- respondió nerviosa mientras sujetaba las tazas de café que la abuela, quien estaba desesperada por no entender nada de lo que hablábamos, traía las tazas con té caliente.
-Vente conmigo de viaje a Los Ángeles- lo solté por completo. Sin comprender por qué le había dicho eso.
Ella soltó su tasa haciéndola caer al suelo derramando todo en la alfombra. Realmente estaba muy sorprendida.
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