Capitulo 1

Tan sólo dos palabras bastaron para hacerme sentir fatal: “Estás loco”
La preocupación en mí se notaba demasiado, no podía evitar los nervios que me invadían. Necesitaba algo pero no sabía con exactitud qué.
Me sentía tan solo en el avión, me encontraba solo en el asiento, Tom esta vez no compartió conmigo por estar con su nueva novia, aquella chica rubia que en su rostro, además de ver belleza, se veía interés hacia mi hermano. Tan solo los observaba, mi hermano se portaba muy bien con ella, ¡HUM!
Suspiré mientras fijaba mi mirada en la ventanilla, las nubes se veían tan esponjadas y suaves que sentía las tremendas ganas de acostarme sobre ellas, lo sé… es imposible pero se vale soñar.

-Te ves muy distraído- interrumpió David mientras se sentaba a mi lado- ¿Sigues preocupado por tu sueño?

-Un poco- respondí con desgane- desde que empecé a soñar eso me he sentido muy… extraño.

-¿Sabes? Creo que tendré que conseguirte a alguien que te ayude.

-No creo que sea necesario… Ya tengo a Nathaly

-Pero ella es tu maquillista, sé que te conoce perfectamente pero… creo que es necesario que lo intentes con alguien más.

-Tienes razón- respondí pensativo- pero creo que ahorita no, quiero tiempo para mí.

-Como quieras, pero yo comenzaré a buscar. Descansa que México los espera.

-Gracias… oye…

-¿Sí?

-¿A quién tienes pensado contratar para que esté conmigo?

-No lo sé… eso lo pensaré con tiempo- respondió muy sonriente- ahora duérmete, tienes dos horas y media para descansar.

-Gracias.

Tener a alguien más que no conozco y contarle mis problemas personales, era una idea muy zafada de David. Temía que no funcionara, creo que la mejor solución es ir con un psicólogo, ir a un par de citas con él y fin del problema… ni siquiera podía descansar como yo deseaba, mi mirada se mantenía en el cielo inmenso y luminoso, me sentía como un ave majestuosa volando sin preocupación alguna, disfrutando de mi soledad… ¿Qué es lo que me espera ahora? Llegaremos y haremos lo de siempre, se ha vuelto una rutina muy aburrida, aunque hay veces en que hay muchas cosas entretenidas. Me preguntaba también sobre la delicia de la comida mexicana. Los postres y las golosina… pensar en comida me había abierto el apetito, el cual pude calmar con un par de galletas. Ya no sentía ni apetito, ni sueño… solo quería seguir imaginándome que era una majestuosa ave y que volaba a distancias muy altas.

Bajamos del avión muy contentos, sí, por fin pude sentir un poco de alivio. Caminamos rápidamente hasta llegar a la camioneta que nos esperaba fuera del aeropuerto. Me reí al ver como David miraba con mucha atención a todas las chicas que había ahí, yo de igual manera pude verlas con mucha atención, hasta que de pronto, al fondo pude ver a la chica de mi sueño. Con el mismo vestido rosa, su piel tan blanca y cabello largo y rojizo. Me miraba con una intensidad que me intimidaba. Me quedé parado en medio de todos, comencé a caminar hacia ella, ignorando los jalones de las fans. Solo quería llegar hasta ella y saber quién era… qué era lo que quería. Sentí un gran jalón en mi brazo haciéndome voltear.

-¿Qué es lo que te pasa?- pregunto David muy molesto- ¿Te has vuelto loco?

-No- respondí desesperado- es solo que… vi a la chica, está aquí.

-¿Qué chica?

-La chica de mis sueños. Está allá, al fondo. La chica pelirroja.- volteé de nuevo y ya no estaba, mi corazón, quien palpitaba con desesperación, ya no lo sentía. Tan confuso me encontraba.

-No hay tal chica pelirroja. Es mejor que nos vallamos.

Sin dejar de mirar hacia atrás seguí caminando hacia la salida. Y miraba por todos lados para poder encontrarla pero ya no estaba. Me sentí tan desdichado al no poder llegar a ella. Necesitaba saber quién era ella.

-Cada vez me decepcionas más Bill Kaulitz- refunfuñó David una vez que estábamos dentro de la camioneta.- Las fans casi te arrancan en pedazos.

-Lo siento.-respondí

-Con un lo siento no solucionarás nada. Ahora esperemos a qué nueva mentira se basan los medio con lo que hiciste.

-Lo siento.- respondí de nuevo.

-Eres un caso perdido Bill…

-Es mejor que lo dejes tranquilo- mencionó Tom quien estaba sentado frente a mí.- Mi hermano es muy testarudo, y sé que no se calmará hasta obtener lo que quiere. Si él quiere encontrar a esa chica desconocida… hará lo imposible por hallarla.

Sonreí ante las palabras tan francas de mi hermano, sólo él pudo tranquilizar un poco a David. Georg y Gustav sólo miraban atentos, como si no quisieran perder la mínima pista de lo que me pasaba. Suspiré de nuevo sin quitar de mi mente lo del aeropuerto… ¿En realidad era ella o fue sólo un juego de mi mente?
Al llegar al hotel rápidamente los chicos subieron a sus habitaciones, yo decidí ir al pequeño bar que había enfrente, obviamente acompañado de dos guardias muy bien disfrazados.

-Buenas tardes, ¿Le sirvo algo?- me preguntó la mesera sin quitarme la mirada de encima y siempre sonriente. Era muy bella, su cabello recogido y pequeños caereles que le hacían ver su rostro muy afinado, piel morena y ojos color miel. Unos labios muy carnosos y rojos…

-Sólo un poco de vino, el que tenga…

Una vez que estaba el vaso frente a mí lo bebí con rapidez. Me quemaba la garganta, pero al final sentí tal alivio. Suspiré al recordar de nuevo todo… ni si quiera recuerdo cuántas veces pedí de nuevo aquella bebida… solo sabía que quería más y más… y más.


-Bill Kaulitz Trümper- un grito muy familiar me hiso dar un gran brinco, caí al suelo golpeándome la cabeza con algo. Me di cuenta de que estaba en mi habitación del hotel.- ¿Qué es lo que te está pasando?

-Nada importante- respondí mientras me levantaba con un gran mareo…

-¿Ah no? Primero te vuelves loco en el aeropuerto. Luego, te emborrachas hasta no saber ni siquiera tu nombre.

-Lo siento.

-“lo siento, lo siento”- mencionó en tono de burla- ¿Es lo único que sabes decir? Ya estoy harto de tus actitudes tan pesimistas.

-¡Entonces ¿Qué es lo que quieres?!- grité- No puedo ser el chico perfecto de las revistas. También tengo problemas. Y si tengo ésta actitud es porque ni si quiera tú me pones atención. Crees que estoy loco. Pero no. Aquí el único que está harto soy yo. Por no encontrar una solución.- había olvidado que mi cabeza agonizaba por un gran dolor, pero creo que fue el momento de decirlo todo. Pude percatarme de que la chica mesera de la noche anterior estaba ahí junto a Los demás chicos. Suspiré- Necesito un baño. Váyanse todos.

Tomé una toalla y antes de dirigirme al baño pude ver a aquella chica, su mirada era tan triste. Me sentí muy mal al correrla junto con los demás. Traté de sonreírle pero ella rápidamente se dio media vuelta y se fue decepcionada cómo todos los demás. ¿Acaso fue un error haber dicho lo que sentía? ¿Es muy malo explotar de esa manera? Hasta yo mismo me desconocía. Me miré al espejo semidesnudo. En realidad no era el mismo. Aquel sueño me había cambiado demasiado. Mi corazón estaba muy alterado, ni si quiera el agua tibia podía tranquilizarme. Ahora pensaba en la chica del bar… ¿Qué hacía ella aquí? Acaso… ¿Dije algo en el bar el cual ella escuchó y ahora está aquí para acusarme?

Golpee con fuerza la pared del baño. Estaba muy desesperado. No sabía qué hacer. Tenía miedo… miedo a quedarme solo… Maldita pesadilla que no me deja en paz.
Entonces comprendí algo muy importante: A la gente le duele más la verdad, que cuando uno demuestra lo que en realidad es capaz de decepcionar y lastimar a alguien más. Tenía más presente que nunca que seguiría siendo el chico perfecto para todas las chicas, aunque ellas estén enamoradas de las fotografías y de los videos… no saben en realidad quién soy yo.

1 comentario:

  1. ayyy me encanto que bueno que subiste espero el 2 con ansias un beso

    ResponderEliminar