Capitulo 2

-¿Ya se te pasó el coraje hermano?- preguntó Gustav al verme salir de la habitación.
-Sí- respondí- ahora me siento un poco desganado.
-Es normal- me animó con un par de palmadas en la espalda- sé cómo te sientes, me ha pasado unas… dos mil veces al día.
-Ahora entiendo por qué eres tan callado.
-Sí, pero puedes liar con ello y mucho más, sólo saca tu coraje con el micrófono y verás.

Sonreí y me dirigí con él hacia el pequeño restaurante del hotel, ahí estaban todos incluyendo la chica del bar. “¡Perfecto! ¿Ahora qué?” pensé cuando vi que todos se paraban de la mesa y se iban sin decirme nada. Dejando sola a aquella chica.
-Es algo que planeó David- susurró Gustav detrás de mí- tú sólo sigue la corriente.

Gustav se marchó con los demás, tan sólo me tenía que aguantar y que las cosas fluyeran por si solas. Tan solo esperaba que fuese una broma por venganza mi comportamiento.
-Hola- mencioné con timidez mientras me sentaba- ¿Qué tal?
-Hola- respondió desganada- sólo quería platicar sobre algo que te escuché decir en el bar.
Lo sabía, había acertado en algo: dije algo del cual no me acuerdo. Que torpe soy… ¿Le habría dicho algo a David? No lo dudo, pues Gustav dijo que era algo que había planeado él, por eso ella quería platicar conmigo.

-¿Enserio? Y… ¿Qué dije? Según tú.-comencé a jugar con mis uñas.
-Algo sobre una chica pelirroja, la ves siempre en tus sueños… ¿No es así?- tomó mis manos con las suyas acariciándolas tiernamente.
-Sí- respondí tristemente
-Te diré algo- continuó- La vida es un sueño, y los sueños… sueños son. Y así será siempre. Trata de olvidar éste asunto que tantos problemas te trae ¿Sí?
-Oye- interrumpí quitando mis manos rápidamente- Te agradezco todo esto pero… Ni siquiera sé tu nombre, y tampoco sé qué tipo de negocios hiciste con David. Pero creo que ya estoy muy grande como para tomar mis propias decisiones.
-Pero no siempre serán las correctas. David sólo me aconsejó que hacer puesto que yo como tu amiga y como tu fan quiero ayudarte.
-Admite que tienes un plan con David para hacerme olvidar todo.
-No hay tal plan.
-Dilo ya- respondí en tono más alterado.
-Por favor entiéndelo Bill. No hay ningún plan.
-Entonces déjame en paz por favor. Si mi decisión es buscar a esa chica, lo haré hasta encontrarla. ¿Entendiste?
-Pero…
-Nada. Déjame solo.

Nunca antes me había alterado de esa manera, mucho menos con una chica. Ella se quedó mirando perpleja detrás de mí con lágrimas corriendo por sus mejillas. Me giré lentamente y ahí estaban todos con gorros de colores, globos y serpentinas, un bufón y un gran pastel que decía “Feliz Cumpleaños Catrina” rápidamente recordé de nuevo lo que me había dicho Gustav: “Es algo que planeó David, tú sólo sigue la corriente” Lo acababa de entender demasiado tarde…

-Bill, es la última vez que te preguntaré esto- mencionó David muy molesto mientras me metía a mi habitación- ¿Qué demonios te está pasando?- cerró la puerta.
-No capté lo que Gustav me había dicho- respondí un poco alterado- en serio.
-Lo que pasa es que estás tan metido en tu sueño que te apuesto, a que ni tú sabes si esa chica en realidad existe y es solo un resultado más de tu imaginación.
-Debe de existir- respondí
-¿Cómo lo sabes?
-Porque Gordon la conocía- me excusé
-Pero fue solo un sueño Bill, una pesadilla. Trata de olvidarlo, por ello, le causaste un gran dolor a una de tus más grandes fans.

Odiaba decirlo pero, él tenía toda la razón. Comenzaba a aferrarme a algo que yo dudaba su real existencia. Suspiré.

-Más vale que le pidas una disculpa.

Salió y azoto la puerta haciendo caer un cuadro de Gordon con mi madre. Miraba aquella fotografía desde mi cama. Aquella pesadilla no me dejaba pensar en algo más. Me sentía tan fatal que al recordar el rostro de Catrina me hacía sentir peor. Me levanté y tomé mi chaqueta, salí casi corriendo hacia el bar donde ella trabajaba. Por desgracia no estaba, pero me dieron la dirección donde ella vivía. Me apresuré a llegar allá aprovechando el camino para poder comprarle algo.

-¿Qué quieres?- mencionó ella con la puerta entre abierta.
-Vine a disculparme- respondí con una rosa Azul en manos.- enserio, discúlpame.

Ella, al ver que hablaba muy enserio, abrió por completo haciéndome pasar. Me senté en un sofá mientras que su abuela iba por un par de tazas de té.

-Bien- mencionó Catrina sentándose frente a mí. Le di la rosa.- Gracias.
-¿Me vas a disculpar?- pregunté con una gran timidez pues nunca antes le había pedido disculpas tan sinceras a una chica.
-Yo ya te había perdonado. No es necesario decirlo.
-¿Cómo?, No te entiendo.
-Eres una persona muy especial. Como no perdonarte sin que lo pidas.
-Eres una chica muy… Linda.- respondí con una gran sonrisa.- Gracias. Por cierto. Te tengo un gran regalo de cumpleaños.
-¿Enserio?... ¿Qué es?
-Bueno, tú… eres una chica 100% mexicana, pero eso no te impide hablar perfectamente el Inglés porque si no… ni como comunicarnos ahorita tú y yo… y pues… ammm… ¿Cómo decírtelo?

-Sólo dilo- respondió nerviosa mientras sujetaba las tazas de café que la abuela, quien estaba desesperada por no entender nada de lo que hablábamos, traía las tazas con té caliente.

-Vente conmigo de viaje a Los Ángeles- lo solté por completo. Sin comprender por qué le había dicho eso.

Ella soltó su tasa haciéndola caer al suelo derramando todo en la alfombra. Realmente estaba muy sorprendida.

Capitulo 1

Tan sólo dos palabras bastaron para hacerme sentir fatal: “Estás loco”
La preocupación en mí se notaba demasiado, no podía evitar los nervios que me invadían. Necesitaba algo pero no sabía con exactitud qué.
Me sentía tan solo en el avión, me encontraba solo en el asiento, Tom esta vez no compartió conmigo por estar con su nueva novia, aquella chica rubia que en su rostro, además de ver belleza, se veía interés hacia mi hermano. Tan solo los observaba, mi hermano se portaba muy bien con ella, ¡HUM!
Suspiré mientras fijaba mi mirada en la ventanilla, las nubes se veían tan esponjadas y suaves que sentía las tremendas ganas de acostarme sobre ellas, lo sé… es imposible pero se vale soñar.

-Te ves muy distraído- interrumpió David mientras se sentaba a mi lado- ¿Sigues preocupado por tu sueño?

-Un poco- respondí con desgane- desde que empecé a soñar eso me he sentido muy… extraño.

-¿Sabes? Creo que tendré que conseguirte a alguien que te ayude.

-No creo que sea necesario… Ya tengo a Nathaly

-Pero ella es tu maquillista, sé que te conoce perfectamente pero… creo que es necesario que lo intentes con alguien más.

-Tienes razón- respondí pensativo- pero creo que ahorita no, quiero tiempo para mí.

-Como quieras, pero yo comenzaré a buscar. Descansa que México los espera.

-Gracias… oye…

-¿Sí?

-¿A quién tienes pensado contratar para que esté conmigo?

-No lo sé… eso lo pensaré con tiempo- respondió muy sonriente- ahora duérmete, tienes dos horas y media para descansar.

-Gracias.

Tener a alguien más que no conozco y contarle mis problemas personales, era una idea muy zafada de David. Temía que no funcionara, creo que la mejor solución es ir con un psicólogo, ir a un par de citas con él y fin del problema… ni siquiera podía descansar como yo deseaba, mi mirada se mantenía en el cielo inmenso y luminoso, me sentía como un ave majestuosa volando sin preocupación alguna, disfrutando de mi soledad… ¿Qué es lo que me espera ahora? Llegaremos y haremos lo de siempre, se ha vuelto una rutina muy aburrida, aunque hay veces en que hay muchas cosas entretenidas. Me preguntaba también sobre la delicia de la comida mexicana. Los postres y las golosina… pensar en comida me había abierto el apetito, el cual pude calmar con un par de galletas. Ya no sentía ni apetito, ni sueño… solo quería seguir imaginándome que era una majestuosa ave y que volaba a distancias muy altas.

Bajamos del avión muy contentos, sí, por fin pude sentir un poco de alivio. Caminamos rápidamente hasta llegar a la camioneta que nos esperaba fuera del aeropuerto. Me reí al ver como David miraba con mucha atención a todas las chicas que había ahí, yo de igual manera pude verlas con mucha atención, hasta que de pronto, al fondo pude ver a la chica de mi sueño. Con el mismo vestido rosa, su piel tan blanca y cabello largo y rojizo. Me miraba con una intensidad que me intimidaba. Me quedé parado en medio de todos, comencé a caminar hacia ella, ignorando los jalones de las fans. Solo quería llegar hasta ella y saber quién era… qué era lo que quería. Sentí un gran jalón en mi brazo haciéndome voltear.

-¿Qué es lo que te pasa?- pregunto David muy molesto- ¿Te has vuelto loco?

-No- respondí desesperado- es solo que… vi a la chica, está aquí.

-¿Qué chica?

-La chica de mis sueños. Está allá, al fondo. La chica pelirroja.- volteé de nuevo y ya no estaba, mi corazón, quien palpitaba con desesperación, ya no lo sentía. Tan confuso me encontraba.

-No hay tal chica pelirroja. Es mejor que nos vallamos.

Sin dejar de mirar hacia atrás seguí caminando hacia la salida. Y miraba por todos lados para poder encontrarla pero ya no estaba. Me sentí tan desdichado al no poder llegar a ella. Necesitaba saber quién era ella.

-Cada vez me decepcionas más Bill Kaulitz- refunfuñó David una vez que estábamos dentro de la camioneta.- Las fans casi te arrancan en pedazos.

-Lo siento.-respondí

-Con un lo siento no solucionarás nada. Ahora esperemos a qué nueva mentira se basan los medio con lo que hiciste.

-Lo siento.- respondí de nuevo.

-Eres un caso perdido Bill…

-Es mejor que lo dejes tranquilo- mencionó Tom quien estaba sentado frente a mí.- Mi hermano es muy testarudo, y sé que no se calmará hasta obtener lo que quiere. Si él quiere encontrar a esa chica desconocida… hará lo imposible por hallarla.

Sonreí ante las palabras tan francas de mi hermano, sólo él pudo tranquilizar un poco a David. Georg y Gustav sólo miraban atentos, como si no quisieran perder la mínima pista de lo que me pasaba. Suspiré de nuevo sin quitar de mi mente lo del aeropuerto… ¿En realidad era ella o fue sólo un juego de mi mente?
Al llegar al hotel rápidamente los chicos subieron a sus habitaciones, yo decidí ir al pequeño bar que había enfrente, obviamente acompañado de dos guardias muy bien disfrazados.

-Buenas tardes, ¿Le sirvo algo?- me preguntó la mesera sin quitarme la mirada de encima y siempre sonriente. Era muy bella, su cabello recogido y pequeños caereles que le hacían ver su rostro muy afinado, piel morena y ojos color miel. Unos labios muy carnosos y rojos…

-Sólo un poco de vino, el que tenga…

Una vez que estaba el vaso frente a mí lo bebí con rapidez. Me quemaba la garganta, pero al final sentí tal alivio. Suspiré al recordar de nuevo todo… ni si quiera recuerdo cuántas veces pedí de nuevo aquella bebida… solo sabía que quería más y más… y más.


-Bill Kaulitz Trümper- un grito muy familiar me hiso dar un gran brinco, caí al suelo golpeándome la cabeza con algo. Me di cuenta de que estaba en mi habitación del hotel.- ¿Qué es lo que te está pasando?

-Nada importante- respondí mientras me levantaba con un gran mareo…

-¿Ah no? Primero te vuelves loco en el aeropuerto. Luego, te emborrachas hasta no saber ni siquiera tu nombre.

-Lo siento.

-“lo siento, lo siento”- mencionó en tono de burla- ¿Es lo único que sabes decir? Ya estoy harto de tus actitudes tan pesimistas.

-¡Entonces ¿Qué es lo que quieres?!- grité- No puedo ser el chico perfecto de las revistas. También tengo problemas. Y si tengo ésta actitud es porque ni si quiera tú me pones atención. Crees que estoy loco. Pero no. Aquí el único que está harto soy yo. Por no encontrar una solución.- había olvidado que mi cabeza agonizaba por un gran dolor, pero creo que fue el momento de decirlo todo. Pude percatarme de que la chica mesera de la noche anterior estaba ahí junto a Los demás chicos. Suspiré- Necesito un baño. Váyanse todos.

Tomé una toalla y antes de dirigirme al baño pude ver a aquella chica, su mirada era tan triste. Me sentí muy mal al correrla junto con los demás. Traté de sonreírle pero ella rápidamente se dio media vuelta y se fue decepcionada cómo todos los demás. ¿Acaso fue un error haber dicho lo que sentía? ¿Es muy malo explotar de esa manera? Hasta yo mismo me desconocía. Me miré al espejo semidesnudo. En realidad no era el mismo. Aquel sueño me había cambiado demasiado. Mi corazón estaba muy alterado, ni si quiera el agua tibia podía tranquilizarme. Ahora pensaba en la chica del bar… ¿Qué hacía ella aquí? Acaso… ¿Dije algo en el bar el cual ella escuchó y ahora está aquí para acusarme?

Golpee con fuerza la pared del baño. Estaba muy desesperado. No sabía qué hacer. Tenía miedo… miedo a quedarme solo… Maldita pesadilla que no me deja en paz.
Entonces comprendí algo muy importante: A la gente le duele más la verdad, que cuando uno demuestra lo que en realidad es capaz de decepcionar y lastimar a alguien más. Tenía más presente que nunca que seguiría siendo el chico perfecto para todas las chicas, aunque ellas estén enamoradas de las fotografías y de los videos… no saben en realidad quién soy yo.

*Prólogo*

Me encontraba en un sueño completamente extraño, no podía describir el lugar ni la belleza que se me presentaba enfrente, era un lugar mágico y maravilloso. El aire soplaba con fuerza y las hojas de los árboles volaban hacia muchos lados. Caminaba con dificultad ya que el aire me empujaba hacia atrás. Entre tanta hoja podía ver a lo lejos a una chica de vestido rosa. Me acerqué a ella como pude, estando ya detrás de ella me limpié mis ojos llenos de tierra, entonces ella sintió mi presencia, inexplicablemente me puse nervioso. Pude ver lo que ella admiraba.

El cielo era muy oscuro, las nubes lloraban y el piso temblaba. Claramente pude ver a mi padrastro llorar, pero tenía a alguien en brazos. Al principio creí que sería mi madre, pero poco después él levantó a la chica de sus brazos. Ella parecía estar…

Me sorprendía el sentimiento con el que lloraba, como si la hubiera conocido de toda la vida. Pude verla más claramente, era parecida a la chica de vestido rosa. Y desafortunadamente, era ella al voltear a verla, su rostro se cubría por su cabello y podía ver claramente como caían sus lágrimas al suelo. Me sentí tan desdichado al no poder ayudarla. Traté de abrazarla pero mis manos traspasaron su cuerpo. Era inexplicable, había olvidado que era un completo sueño.
Poco a poco ella fue desvaneciéndose con un ligero susurro: “La despedida es la promesa del reencuentro.”

La oscuridad del cielo ahogo todo lo que había detrás de mí, terminó con lo que aún tenía color, con todo lo que tenía luz. Comencé a gritar muy fuerte. Sentía como me ahogaba, se me iba la voz al gritar, mi cuerpo había caído al suelo y mis ojos se sentían muy cansados. Un grito de mi padrastro fue lo único que pude escuchar al final y de nuevo aquella frase que habían susurrado otra vez.

¿Por qué ese sueño tan extraño? Acaso… ¿Gordon está en peligro? ¿Qué es lo que me pasa? ¿Por qué sueño siempre con lo mismo? ¿Quién es esa chica?
PROXIMAMENTE


El destino lo unirá con la persona que menos esperaba...
Y que estará dispuesto a entregarse por completo
para luchar por ese amor.